21 marzo 2010

Mantener viva la memoria para no vivir nunca más un 20 de marzo

Los metalúrgicos recordaron a los caídos por la represión. Un congreso de delegados, flores en las tumbas de los muertos por la represión y un acto en el plazoleta 16 de marzo sirvieron para renovar el compromiso de no olvidar el trágico 20 de marzo de 1975. Con el objeto de no sufrir nunca más la represión y el horror se invocó la memoria de los trabajadores asesinados.

El último viernes la UOM local realizó la habitual recordación del fatídico 20 de marzo de 1975 con el siempre renovado deseo que sucesos tan nefastos no vuelvan a repetirse nunca más. A 35 años esos hechos luctuosos siguen latiendo en la memoria villense y es necesario mantenerlos vivos para evitar su repetición. De todas maneras la actual conducción del gremio metalúrgico quiere acentuar la importancia del Villazo, acontecido el 16 de marzo del 74 y tomar esta fecha como celebración del gran triunfo obrero y separar una de otra ya que gran parte de la comunidad tiende aún a confundir lo acontecido en cada uno de los marzos.

El Villazo fue una contunden manifestación de  toda la comunidad en apoyo a la lucha de los trabajadores metalúrgicos por la democracia sindical. En tanto el 20 de marzo fue el inició de una de los períodos más nefastos de la historia local. El periodista Carlos Del Frade recuerda que en la madrugada de ese día “una columna de un kilómetro y medio de automóviles y camiones invadió Villa Constitución. Policías provinciales, federales, hombres de la pesada de la derecha sindical peronista y personajes como Aníbal Gordon, entre otros, hicieron del albergue de solteros de Acindar el primer centro clandestino de detención del país”. 

Trágico laboratorio
“Bien es sabido que Villa Constitución fue el laboratorio dónde se experimentó el proceso represivo que se instauraría en todo el país un año después con el golpe militar. En nuestra ciudad dejó el triste saldo de  una treintena de compañeros asesinados y desaparecidos entre el 20 de marzo de 1975 y mediados de 1977”, agregaron desde la UOM en un parte de prensa. Por eso el viernes “como cada año se rindió un homenaje a las víctimas de aquella represión”.

En primer término se desarrolló un congreso de delegados en la sede sindical. Luego los metalúrgicos se dirigieron al  cementerio local para depositar una flor en cada una de las tumbas de los caídos. Como cierre del acto en ese lugar los secretarios General y Adjunto, Alberto Piccinini y Juan Actis, depositaron una corona en la estela que guarda la placa con el nombre de todos los caídos repitiéndose la ceremonia de nombrarlos a todos respondiendo a la vez: ¡Presente!

Cabe acotar que año a año se suman nombres a este acto ya que se recuerda a quienes fallecieron con posterioridad a ese período pero que participaron de las luchas obreras. También a otros dirigentes y militantes como Tito Martín (vecinalista, gremialista, docente) y Susana Gómez de Arizaga (docente).

Mantener la memoria
La parte final del homenaje se llevó a cabo en la plazoleta 16 de marzo (Belgrano y Av. Perón) en la cual se levanta un recordatorio del Villazo. Allí se depositó una ofrenda floral mientras que se improvisaron breves discursos. Uno de los integrantes de la Agrupación Ex Metalúrgicos Años 70 Lista Marrón, Eduardo “Cacho” Kees manifestó que es necesario que “este 20 de marzo nos encuentre más unidos, que la sangre de ellos haya sido para la unidad del movimiento obrero nacional y, principalmente, de Villa Constitución”.

En tanto el titular de la CTA local, Cristina Horton, cuyos padres fueron asesinados en aquel tiempo, señaló que “reconocer y sostener ésto todos los años es muy importante para nosotros, para los hijos, para los nietos y para los pibes nuevos que se vienen sumando dentro de las organizaciones gremiales y dentro de las instituciones. Conservar y recuperar la memoria nos va a hacer trasladar los principios y los valores que nuestros viejos llevaron adelante”. Por su parte Juan Actis agradeció emocionado “en nombre de todos los compañeros, de corazón, la presencia de todos” y coincidió con Horton en la necesidad “que la memoria no se pierda”.

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